En Atlantic City se vivió uno de los episodios más emblemáticos del boxeo colombiano. En el Hard Rock Hotel se vio como Eleider Álvarez se adjudicó de manera increíble el título mundial de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) en el peso semipesado, al derrotar por nocaut técnico a Sergey Kovalev.
Un momento único que se trasladó miles de kilómetros hasta Turbo, Antioquia, lugar donde nuestro campeón del mundo se formó como boxeador y donde vive su padre Jorge Álvarez, que en entrevista con Boxeo de Colombia nos reseñó cómo fue la alegría de la gente al ver ganador a su hijo.
«La pelea la vimos en una cancha de fútbol que se llama La Bombonera, donde la alcaldía colocó una pantalla gigante para que todos pudieran verla. El lugar se llenó por completo y la gente estalló en alegría cuando Kovalev cayó, hasta armaron caravanas por todo el pueblo. Fue un momento muy emocionante», afirmó Álvarez padre.
El júbilo en todos los habitantes de Turbo se fue acumulando a medida que transcurrían los asaltos. Eleider tuvo un gran arranque en los primeros tres rounds, pero en el cuarto perdió un poco la concentración y permitió que Kovalev le hiciera daño con sus puños, en el momento más crítico de la contienda para el colombiano y para su papá.
«Yo creo que Eleider se confió en ese momento de la pelea, ya que venía de hacer bien las cosas en los primeros asaltos. Nosotros nos sorprendimos luego de los golpes que recibió y el corte que sufrió en la cara, pero cuando Eleider empieza a botar sangre, ese hombre se enfurece y así lo demostró en los rounds siguientes», explicó Jorge que nunca perdió la confianza en el triunfo, aunque nunca se esperó que lo lograra por la vía rápida.
«Eleider se preparó por un año para ganar, pero no precisamente por la vía del nocaut, aunque sí lo tenía como una opción. Él no se iba desesperar por darle el golpe para tumbarlo, porque sabía que al frente tenía a un peleador experimentado, a un zorro viejo, así que debía trabajar con inteligencia, ya que esta era su oportunidad para cumplir el sueño de ser campeón del mundo, y al final lo logró», dijo.
Sueño cumplido, ese que le fue esquivo desde hace tres años cuando era el mejor de la división en los rankings, y Adonis Stevenson solo lo evitó una y otra vez. Sueño que su difunta madre ayudó a edificar cuando Eleider era un muchacho humilde que no le gustaba mucho ir al colegio y tenía una fascinación por la música.
«Sí, ella fue quién le impulsó a entrar al boxeo, pero fue principalmente porque no quería que fuera un joven perezoso, así que lo recomendó con Oswaldo Ricard, entrenador de boxeo, para que lo tuviera a su cargo por un tiempo, pero a Eleider le terminó gustando, y mira hasta dónde le ha llevado ese empujón que le dio su madre, esos consejos que le dio en vida», dijo.
Con el título en su poder, las posibilidades de Eleider se abren a todos los frentes, hasta Kovalev puede ser de nuevo una opción, ya que cuenta con la revancha inmediata estipulada en el contrato firmado por ambos peleadores, cosa que para Jorge Álvarez no terminará ocurriendo.
«Yo no creo que Kovalev se vuelva a enfrentar a Eleider, y si decide tomar la revancha, lo joden más fácil que en la primera vez», simple pero contundente.
Por último, un mensaje especial de papá a su hijo, el responsable que todo un municipio, todo un país, recobrara la confianza en el boxeo profesional colombiano, que aún cuenta con un potencial inmenso para lograr más gestar históricas como la de Eleider Álvarez.
«Me siento muy orgulloso por los que hizo. Como padre siempre trabajé para darle lo mejor, nunca lo dejé solo y hoy en día sigue siendo así. La verdad estoy contento por ver su sueño hecho realidad», concluyó.
Por: Mauro Alfonso París – Foto: Marco Pérez – Mpsportimages.com
