El pasado sábado, Alexis Angulo luchó contra todos los pronósticos y venció con un gran corazón a Peter Quillin en la estelar de Premier Boxing del fin de semana.
Tras esa pelea, el mexicano de 37 años ha comenzado a darle un vuelvo a su carrera. Esto gracias a la presencia de Abel Sánchez en su esquina y a un rejuvenecimiento en el boxeo que lleva a cabo sobre el ring.
Este lunes, Angulo aceptó la invitación de Boxeo de Colombia y fue entrevistado por nuestro equipo.
En el diálogo, ‘El perro’ recordó a Richard Gutiérrez, de quién afirma ha sido uno de los mejores rivales que ha enfrentado. «Claro que lo recuerdo, fue una de mis mejores batallas», afirmó. «La pelea más importante de mi carrera siempre ha sido contra Richard Gutierréz. Esa siempre se va a quedar en mi memoria, porque fue cuando gané mi primer cinto. Richard nada más tenía una perdida y había sido por título mundial».
En esa pelea, como un buen perro, Alexis fue emulando cuatro patas hasta la esquina del colombiano y levantó una de ellas en señal de ‘marcar territorio’. Sobre ese acto, reconoció que es algo que lo avergüenza hoy por hoy.
«Es la única vez que lo he hecho. No estoy orgulloso de eso porque no se me hace algo grato. Estaba joven, y no me gustó lo que Richard había dicho de mí. Había dicho que él iba a noquearme, que yo era un peleador que no tenía el nivel que él tenía. Esa noche le demostré lo contrario, pero no me siento orgulloso de eso (risas)»
No titubeó a la hora de hablar con Peter Quillin, pero reconoce que se siente agradecido de haberlo enfrentado.
«Quiero agradecerle a Quillin por darle la oportunidad. Regalamos una gran pelea y él fue valiente para aguantar los golpes. Yo lo tuve al borde al borde de la caída por tres o cuatro veces. La experiencia lo mantuvo de pie», declaró. «El haberle ganado a Peter Quillin me vuelve a poner en el mapa».
Al preguntarle sobre lo que sigue, Alfredo considera que ha pasado mucho tiempo y por ahora quiere dos cosas: Descansar y disfrutar. «Por ahora quiero pasar tiempo al lado de mi familia. Fueron dos meses fuertes de trabajo. Siento que los últimos seis o siete años de mi carrera no he estado bien, pero gracias a Dios he encontrado a Abel Sánchez que le ha dado una horma a mi zapato, con el me he acoplado a trabajar y eso se dio a notar el sábado.»
Con 37 años, puede convertirse en algo complejo para cualquier boxeador el acto del entrenamiento y de mantenerse sobre el cuadrilátero. Sobre esto, reconoció que «Hay mucha diferencia. El trabajo no es fácil, es un trabajo que día a día te exige, pero la experiencia marca la diferencia. Eso nos da una seguridad más. Los últimos seis o siete años no peleé ni entrené como debí hacerlo. Ahora creo que estamos listos para cualquier cosa».
Uno de los factores que lo mantiene vigente, acepta, es el público.
«Es algo que yo siempre he comentado. A la gente no se le puede mentir. Yo regalo el corazón en todas las batallas y el cariño que la gente le tiene al perro se notó el sábado. Creo que es por la persona y con el boxeador. Afuera del ring siempre trato a las personas como es, porque mientras la gente tenga tiempo para ver mis peleas, yo tengo tiempo para regalarles fotos y autógrafos».
También tuvo palabras para su nuevo entrenador, Abel Sánchez. No fue fácil contactarlo, pero ahora todo indica que sus esfuerzos han valido la pena.
«Yo desconocida la trayectoria de Sánchez como entrenador, pero ahora tengo, aparte de una gran esposa, una gran negociadora. Ella fue la que me dijo que debía trabajar con Abel Sánchez. Intentamos comunicarnos con él, pero no se pudo, entonces tuvimos que venir hasta New Yersey para juntarnos y llegar a algo, pero es mi esposa la que tiene la culpa de todo lo bueno que me está pasando».
El apodo es algo que no podía quedarse sin explicación.
«Ese apodo nació en la selección del equipo mexicano. Ese fue el apodo del entrenador. Antes de seguir con ese apodo, investigué y nunca antes ningún boxeador tuvo ese apodo. Nunca antes otro peleador había tenido ese apodo».
«¿Cuál es el perro que muerde y no suelta? ¡El Pitbull! (Risas) ese perro no suelta a su presa. Yo sería igual».
También tuvo palabras para otro colombiano que cayó en sus manos: Joel Julio. «A Joel Julio lo noqueé en el round 11. Salida a conectarlo. Fue un golpe que nunca pensé que lo fuera a tumbar, y cuando volteo y lo veo en el suelo. Fue una emoción grande cuando el árbitro levantó los brazos», confesó.
Habló de sus inicios, recordando una época en la que debía cruzar la frontera para poder pelear y ganar el pan.
«Yo cruzaba la frontera por Mexicali. Entrenaba en México, cruzaba la frontera, peleaba y me devolvía al día siguiente. Después me tocó quedarme aquí porque los rounds fueron aumentando y los rivales fueron mejorando».
Por último, confesó que llegó al boxeo ‘de la noche a la mañana».
«A mí no me gustaba el boxeo. Me hice boxeador de la noche a la mañana. Yo jugaba béisbol, era catcher y llegué a jugar hasta juego de estrellas en mi juventud. No me cruzaba por la mente nunca hacer otro deporte», concluyó.
Por: Redacción BDC Internacional.