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Maravilla Martínez, el boxeador que conoció la comida a los 14 años, dijo adiós.

En el lugar donde nacen los inmortales, Sergio Gabriel Martínez ‘Maravilla’ anunció su retiro del boxeo. En Canastota, estado de Nueva York, sede del Salón de la Fama del Boxeo Mundial, un lugar donde muy seguramente su nombre será esculpido para dar inicio a la leyenda, tras 20 años de forjar a golpes una historia propia, allí se presentó por última vez ‘Maravilla’ en calidad de boxeador activo.

Ataviado con una camisa negra y corbata de igual color como lo propio para dar cristiana sepultura al sueño que persiguió con fidelidad, Sergio Martínez vivió y cumplió casi todo lo que soñó de chico en su Quilmes, donde creció siendo hincha de River Plate, aprendió el oficio de soldador y se puso al frente del pelotón de obreros de su casa a la edad de 14 años cuando, sin ser el mayor de los tres hijos, debió tomar el puesto de este cuando su hermano Hugo fue reclutado para el ejército.

Con una carrera aficionada muy buena que lo llevó hasta cuartos de final de un Mundial de Boxeo (Hungría 1997), Sergio arrancó en el mundo del boxeo de paga en 1997. Qué ironía, el mundo de paga pugilística cuando lo que menos recibía era eso en ese tiempo.

Su primera gran expedición internacional fue en el Mandalay Bay de Las Vegas ante un ‘monstruo’ de la época: Antonio Margarito. Era el año 2000. El azteca lo aplastó en siete episodios. Como resultado para el argentino: una mano lesionada y 900 dólares en el bolsillo cuando la bolsa era de 25.000 palos de los verdes, como lo refiere la revista Digital Cabal en una semblanza de su maravillosa historia personal y deportiva.

Determinado en triunfar a como diera lugar, Sergio emigró a Europa. España y Madrid su residencia en los años venideros. Tres años después de aquella expedición en Las Vegas, y tras haber hecho de todo: hasta cinco trabajos al día sin contar los entrenamientos en el gimnasio, Maravilla va a Manchester a pelera por la corona. Venció a Richard Williams por el súper campeonato wélter de la IBO.

Años después cuando su carrera comenzó a estructurarse, la gloria, la fama y el dinero para comprar comida, esa misma que dijo haber conocido a los 14 años en su casa, Sergio Martínez pronosticó lo único que le quedó pendiente: ser el mejor libra por libra del mundo. “Me retiraré hasta que lo consiga”, señalan los archivos digitales de la época. Una rodilla que se agravó tras una caída que no le impidió el triunfo ante el hijo de la leyenda, Julio César Chávez Jr y una derrota categórica ante Miguel Cotto, en la que le tocó cargar con el peso de su cuerpo adolorido, le bajaron el telón profesional a un hombre al que el mundo del deporte lo despidió de pie.

Redacción BDC/Foto:Mpsportimages.com/@boxeodecolombia

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