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“Quiero dejarle un legado al boxeo, si no sirvo para ayudar mejor me retiro”: Manuel Arroyo

En la década de los años 70 Colombia era un país que no se destacaba en el ámbito internacional en ningún deporte, situación que desilusionaba a cualquier patriota. Fue el boxeo el deporte que empezó a “sacar cara” por la nación, historia que recuerda perfectamente Manuel Arroyo.

“Cuando era niño Colombia no se destacaba en nada. Cuando empezaron a pelear por títulos mundiales con Pambelé y con Rodrigo Valdez, y yo aun siendo niño, sabía que era una novedad y me dedicaba a ver las peleas”, Señaló Arroyo, mientras se acomodaba en la sala de su casa ubicada en el barrio Vista Hermosa, de Soledad, para atender la visita de Boxeo de Colombia.

DSC_2011 copyManuel en sus principios no fue amante a las luchas, sólo se empezó a interesar un poco después de la situación narrada. Antes practicaba baloncesto y fútbol, y en sus tiempos libres se acercaba de manera tímida al coliseo Humberto Perea, en Barranquilla. “Me llamaba la atención, pero no era mi deporte predilecto”.

En el año 1996 Arroyo decidiría dar sus primeros pasos ligados al pugilismo. La brisa empezaba a hacerse presente en su vivienda de puertas y ventanas abiertas, símbolo de una acogedora familia. Su hija se acomodaba en uno de los 3 muebles de la casa, mientras su esposa preparaba en la cocina un aperitivo.

“Yo trabajaba para Mundo Gas, una empresa anexa a Gases del Caribe. Un día venía en el bus y Fabio Poveda me leyó una convocatoria que estaban haciendo para personas que estuvieran interesadas en ser jueces de boxeo profesional, las conferencias eran gratuitas y eran en la CUC, que quedaba a tres pasos de donde trabajaba y era a la hora a la que salía. Nos hicieron exámenes y yo aprobé todo”, aseguró Arroyo, mientras frotaba orgullosamente con sus manos dos reconocimientos a su carrera arbitral, uno entregado por la Federación Centroamericana de Boxeo (Fecarbox) y otro por la Federación Mundial de Boxeo Profesional (WPBF).

IMG_5530 copy“Cuando fui a ese seminario, Manuel Rodríguez dijo que el que estuviera ahí creyendo que iba a ganar plata estaba orinando fuera del tiesto, pero yo no quería plata, lo tomé porque me gusta”, continuaba relatando éste hombre de 51 años.

Manuel Arroyo empezó la carrera profesional de ingeniería de sistemas, pero por cuestiones económicas solo pudo cursar 5 semestres, entonces, decidió inclinarse por ser técnico en refrigeración. Pero aparte, encontró el descanso de sus finanzas en la renta de un parqueadero, ubicado justo detrás del patio de su hogar. Sin dudarlo nos invitó a conocerlo, pero debimos dar la vuelta a la cuadra, debido a que en el patio había cuatro perros que tiene como mascotas. “A mí y a mi hija nos gustan muchos los perros, pero no permitimos que los visitantes lleguen al patio porque lo pueden morder, esos perros son bravos”, decía de manera jocosa.

Mientras caminábamos nos comentaba, “yo vivo de la renta que me produce el parqueadero y a los amigos les trabajo como técnico en refrigeración y mantenimiento de lavadoras, la mayoría de mis ingresos son de esto”. Aun así, para Arroyo el gobierno siempre ha estado presto a colaborar con la situación del boxeo en Colombia, “pero hay que gestionar los recursos, ha habido desinterés, no solamente de la parte dirigencial, sino también de los hacedores del boxeo, la nueva ley del deporte requiere que las personas que manejan los cursos sean profesionales, tecnólogos o en su defecto hacer el curso de que dicta Coldeportes en la escuela nacional del deporte, sin embargo, la mayoría son empíricos”.

IMG_5525 copyDe vuelta a su casa, mientras saluda y se tomaba el pelo con varios de sus vecinos, quienes curiosamente observaban la cámara que lo seguía en todos sus movimientos, nos comentaba sobre su mejor experiencia siendo réferi, cuando “en una convención de la Fecarbox del consejo mundial de boxeo en panamá, en el primer día traté de saludar a José Sulaimán, pero no tuve acceso a él, yo era nuevo en el arbitraje y me frustré. Pero después, a los dos días, en una velada de un colombiano frente a un español, yo paré la pelea porque el colombiano no estaba respondiendo al castigo. Al día siguiente, en un tour por el canal de panamá, el mismo José Sulaimán me buscó y me saludó, me dio las gracias y me dijo que quería que todos los oficiales del consejo mundial de boxeo hicieran lo que yo hice, me felicitó y me ofreció ese cargo”.

El boxeo también está cargado de malas situaciones para estos referís, para Arroyo una de esas fue cuando, “este fin de semana llegué a mi casa en una patrulla de la policía, porque un grupo de personas inconformes con mi decisión me estaban esperando para hacerme daño”.

Manuel, quien mantiene un relación amorosa de 35 años, dedicó su trabajo a la formación de sus dos hijos, una mujer licenciada en matemáticas, especialista en estadística y docente de dos universidades en Barranquilla, y un hombre técnico en electromecánica, dueño de una microempresa.

IMG_5520 copy“Él sabe que nosotros en la casa lo apoyamos mucho, nos enorgullece verlo por televisión, cada vez que se tiene la oportunidad de una velada de boxeo”, comenta su hija Angélica Arroyo, mientras su madre, Miladis Cabrera, con una sonrisa picaresca lanza la frase, “yo voy a las peleas”.

Arroyo Mendoza se siente como un pensionado, por la gran cantidad de tiempo libre del que goza, por eso dedica gran parte de su vida a la pesca. “Soy pescador, todos los domingos voy al km 19 en la vía a Santa Marta, mi familia come mucho pescado. Allá los turistas llegan a preguntar si vendo la pesca, pero les digo que no, eso es para comérmelo en la casa”, nos comenta mientras toda su familia, reunida nuevamente en la sala de su casa cae en una carcajada conjunta.

“yo quiero dejar un legado en el boxeo, me duele que los jóvenes pasen mucho trabajo, a veces no tienen ni para una pantaloneta de $5.000, he intentado conseguir ayuda con las oficinas de deporte del departamento, pero no hay interés, miran el boxeo con malos ojos, por eso decidí recurrir a familiares y amigos para promover boxeo aficionado, una actividad por mes, y que ellos sean los boxeadores profesionales del futuro, y así cambiarle la vida a una persona que de verdad lo necesita, sino sirvo para ayudar mejor me retiro”, puntualiza Manuel Arroyo mientras llamaba a su familia para inmortalizar este momento en una foto tomada por nuestro equipo periodístico.

Por: Jeffry Almarales nieto / @JeffryAlmarales

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