19 de julio de 2019, MGM National Harbor, Oxon Hill. El puertorriqueño Subriel ‘Browny’ Matías (15-0, 15 KOs) se subía al cuadrilátero para enfrentarse en 12 asaltos del peso ligero al ruso Maxim ‘MadMax’ Dadashev. La campana sonó y desde el principio hubo acción de parte y parte. Golpe va, golpe viene y la gente se emociona, pero los boxeadores sufren.
Matías continuaba golpeando la humanidad de Dadashev, quien recibía castigo constantemente, hasta que en al momento de salir para el round final, la esquina del ruso detuvo la contienda. La imagen de la transmisión oficial se mantiene con la celebración del pegador boricua, pero el ambiente estaba concentrado en Maxim, quien, en su esquina, empezaba a dar muestras de pérdida de conocimiento.
Rápidamente, fue trasladado a un centro médico cercano, pero antes, producto de su estado de inconsciencia y dolor, vomitó luego de tantos golpes y heridas. Cuatro días después, tras varios esfuerzos el hospital Prince George’s de la UM, un sangrado en el cerebro acabó con la vida del ruso de 28 años, dejando atónito al mundo del boxeo.
21 de febrero del 2020, Las Vegas. Matías se prepara para tener su segunda contienda luego de aquel fatídico desenlace en Oxon Hill hace siete meses. Se subirá al cuadrilátero para enfrentar a otro ruso, Petros Ananyan (14-2-2, 7 KOs) en la cartelera de revancha entre Deontay Wilder y Tyson Fury.
Pero el boricua todavía tiene latente el recuerdo Dadashev y no deja de ponerse en los zapatos de él, aquella noche, pues pudo ser Matías quien no estuviera presente en este momento. Subriel, rindiendo tributo al boxeador caído, lo lleva en su corazón en cada entrenamiento, y más ahora en su segunda pelea.
En un momento fatídico para el boxeo, sin ser el culpable de lo que sucedió, es acusado por causar el deceso de Maxim, pues él, como muchos otros boxeadores, solo se sube al ring a trabajar, buscando el sustento propio y de sus familiares; e infortunadamente en un momento, con un golpe, la vida se fue para Dadashev.
“Quiero tener la oportunidad públicamente de enviarle un mensaje a la familia de Dadashev. No estaba en mis manos, no me vean como enemigo. Pude haber sido yo. Vengo a hacer mi trabajo. Soy una persona pobre que quiere trabajar y sacar adelante a su familia. Se nos escapa de las manos una vez vamos al ring”, manifestó a Boxeo de Colombia en la previa a la contienda contra Ananyan.
Sabriel mantiene en su memoria aquella pelea. Cada vez que lanzaba sus golpes, escuchaba cómo Maxim se quejaba, extrañamente. Pero aún así lograba continuar la contienda, sin darse por vencido round por round. Y como si se conocieran desde antes, sentían las mismas razones por las cuales se subían al ring.
“Vi en él, en cada asalto, las ganas de ganar el combate. Sabíamos en cada golpe que nos lanzábamos, la posición en la que nos encontrábamos. Veía sufrimiento al golpearle. No supero ese momento, ese gesto, en querer seguir”, afirmó.
Ahora, Matías tendrá una nueva pelea la noche de sábado. En su mente y corazón estará el recuerdo de Dadashev, aquel guerrero que luchó hasta más no poder en una clínica y que continuará peleando desde la eternidad.
“No sé qué pase el sábado. Puedo subir con los mejores deseos de querer ganar y traer buen show. Se me vira la tortilla, me sacan en camilla, un mal golpe y quedo ahí. El boxeo es incierto”, sentenció.
Por: Redacción BDC Internacional.