En algunos países latinoamericanos el Día de San Valentín o el Día de los Enamorados o Día del Amor y la Amistad se celebra en septiembre de cada año. El capítulo del pegador que ayudará, presuntamente, a bajar el telón para que Floyd Mayweather Jr se despida invicto, como él y su equipo espera, se ha convertido en el cuento de la niña bonita que se muda al vecindario y todos desean ser el elegido para ser el novio de la damisela.
Desde un ex boxeador conocido como Óscar De La Hoya, pasando por activos como Keith Thruman, Amir Khan, Triple G, Danny García, Kell Brook, hasta otros de bajo perfil como Karim Mayfield o Andre Berto, pasan por la carpeta de la novia (The Money), mientras que la susodicha no ha decidido que hacer, solo piensa en su dicha (como la canción de Rubén Blades).
Ella (Floyd) deshoja la margarita y solo hasta última hora levantara el índice para que la bendición recaiga en el chico (retador) que al sentirse el privilegiado, sienta que la voluntad de los Dioses del Boxeo lo ha premiado.
Recientemente, De La Hoya, quien había negado cualquier chance de una revancha ante Mayweather, escribió en su cuenta de Twitter que “la única forma en que regrese ante Mayweather es que este se enfrente a GGG y posteriormente lo haga contra el ganador…”. Sonó a oportunismo más que cualquier otra realidad.
Amir Khan se desvela por el sí. Habla, respira y come una pelea con Mayweather Jr en septiembre como si de esto dependiera el resto de su vida. Kell Brook y Keith Thruman han dicho que ellos han hecho todos los merecimientos del caso como para el dedo del Rey Dinero los señale para la cita del mes de los novios.
Es decir, el poder que hoy tienen los boxeadores para decidir qué rivales, dónde pelear, a qué hora y en qué peso, ha hecho que un día de estos algún todopoderoso de estos cree su propia entidad y mande a la porra a las AMB, CMB, FIB, etcétera.
Algo de eso ya está practicando Miguel Cotto sin parpadearse o sonrojarse: manda rivales a que bajen más de la categoría. En fin. Estamos en la feria de los caprichos del puño.
Por: Redacción BDC Internacional
