Tyson Fury es el rey de los gitanos y el rey de la potencia en el peso pesado. El campeón mundial británico sentenció la pelea estelar de este sábado contra Dillian Whyte gracias a un espléndido upper de mano derecha, que le sirvió para noquear a su rival y retener el título mundial de la máxima categoría del pugilismo.
Sucia, fuerte, agresiva y con un final exhuberante: así fue la pelea que paralizó al mundo del boxeo en este sábado, en un evento que pasará a la historia por ser el que más tiquetes ha vendido para una gala boxística.
La previa estuvo marcada por la épica salida de Tyson Fury, quien se reencontró con el público británico en una plaza boxística tras más de 12 años. Su salida estuvo marcada por una canción en su homenaje, cuyo video hizo un repaso a los momentos más sublimes en la carrera profesional del ‘Gypsy King’.
Ya sobre el ring, tanto Whyte como Fury comenzaron con un clásico primer asalto de trámite, con análisis y jabeo ligero para analizar las debilidades del uno sobre el otro.
Whyte fue más efectivo en los primeros dos y a partir del tercero, Fury tomó las riendas de la contienda con golpes que amenazaban la humanidad de su rival y los primeros avisos de un upper previamente preparado salieron a relucir en escena.
En el cuarto el pleito se ensució con golpes sucios por parte y parte. El juez intervino en múltiples ocasiones y entonces Whyte comenzó a reducir su concentración sobre el ring, disminuyendo en demasía la precisión en sus puñetazos.
El quinto fue la consolidación de un Fury montado en la pelea y así fue el transcurso del sexto. Cuando el asalto terminaba en una evidente normalidad, las últimas de intercambio dieron la oportunidad al rey gitano una mano derecha cargada de veneno en forma de upper, que aterrizó sobre un Whyte que poco pudo hacer para contener el desplome.
Llegó la cuenta y, en el suelo, Whyte no dio muestras de rehabilitación inmediata. Cinco, seis, siete y ese andar taciturno, casi borracho, característico en quién está fuera de sí, salió a relucir en un retador incapaz de poder permanecer en contienda.
De este modo llegó el final para una pelea épica, que culminó con el salto de victoria de un Fury que gritó en una sola voz la extensión de su invicto por un triunfo más, que expande su legado y lo configura como uno de los pesados más importantes del último tiempo.