En el mundo del deporte existen múltiples historias que aún no se han dado a conocer a la opinión pública, y el boxeo no está exento a esta situación. Capítulos que van y vienen, y van marcando los detalles y la vida privada de cada uno de los boxeadores alrededor del mundo. Sin embargo, debido a ciertas magnitudes y compromisos en el momento de cada deportista, no se dan a conocer sino hasta mucho tiempo después de haber ocurrido.
Así, el boricua exboxeador profesional, ya fallecido, Héctor ‘Macho’ Camacho no se quedó atrás y llevando una vida polémica por su vida nocturna, fue el protagonista de Showtime en un documental basado en su vida, donde con múltiples interventores fueron narrando uno a uno, algunos de los sucesos del excampeón del mundo.
Una de estas anécdotas fue revelada por alguien que lo conocía de pies a cabeza y estaba junto a él en todas partes, y era su guardaespaldas y amigo de infancia, Rudy González, quien confesó el nivel de adicción a las drogas que tenía ‘Macho’.
En tal incidente, González reveló los detalles ocurridos en 1991, cuando Camacho se enfrentó a Greg Haugen en el Reno-Sparks Convention Center de Reno, Nevada, en una pelea de revancha por el título mundial de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) en el peso superligero.
Tras obtener el campeonato, Camacho pidió a González dirigirse a Florida, en un largo recorrido en carro que dura alrededor de dos días. Así, el guardaespaldas accedió y comenzó el recorrido. Las horas fueron pasando y los kilómetros recorriéndose, y producto del cansancio, González pidió un descanso y Camacho tomó el volante.
Por cosas de la vida, Camacho se desvió de la carretera y llegó hasta México para pasar una noche en un club nocturno. Así, pasaron las horas y al boxeador le obsequiaron un paquete cuyo contenido era un kilo de cocaína, el cual fue guardado en el baúl del vehículo que se transportaban.
Al acercarse a la frontera con México, de regreso a Estados Unidos, Camacho se dio cuenta que iba a estar metido en serios problemas, y González lo afirmó sin darse cuenta de lo sucedido. Pero, por señales del destino, al ‘Macho’ se le despejó la cabeza y siendo habilidoso, como en el ring, logró evadir sus problemas de gran manera.
Cuando era momento de pasar y los oficiales estaban cerca de inspeccionar el vehículo del puertorriqueño, ‘Macho’ se bajó rápidamente de este y luciendo dinero en sus manos, gritó a todo pulmón que quería enfrentarse al histórico mexicano Julio César Chávez. Todos lo tomaron como un acto de osadía y valentía de Camacho ir a territorio ‘azteca’ para retar al boxeador local.
Sin embargo, fue una grandiosa estrategia. Camacho llamó la atención de los policías, desviándolos de su vehículo y atrayéndolos para fotos y autógrafos. Todo marchaba bien y el ‘plan’ del ‘Macho’ iba sobre ruedas. Pero faltaba algo. Un perro policía olfateó el baúl y comenzó a ladrar, detectando la droga que cargaba el entonces boxeador. Fue ahí cuando uno de los policías le dio una bofetada al can y le dijo que dejara de ladrar, pues estaban frente a una celebridad del ring.
En shock, ambos tomaron rumbo a casa. Pero durante el camino, Camacho le comentó a González que había tenido un encuentro con Jesús en ese suceso, y que era momento de tomar una decisión: había que enterrar la droga.
Fue así cuando, en plena carretera, hicieron una parada, Camacho tomó un destornillador, comenzó a cabar y desaparecieron el kilo de droga. Tomaron destino a un hotel para descansar unas cuantas horas y seguir la travesía, pero al despertar, González no encontró a Camacho.
El ‘Macho’ había entrado en desesperación y tomó rumbo inverso en busca de la droga enterrada, pero no recordaba el lugar exacto, y tras horas de búsqueda, regresó al hotel para preguntarle a su escudero el sitio exacto.
Así, después de su muerte, familiares y allegados quisieron dar a conocer detalles de la vida privada del histórico boxeador puertorriqueño, Héctor ‘Macho’ Camacho, quien el pasado 24 de noviembre cumplió ocho años de fallecido tras sufrir un paro cardio respiratorio en su país natal.
Por: Redacción BDC.
