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Paliza y humillación de Canelo Álvarez sobre Chávez Jr.

La hora cero había llegado. La pelea que había llevado a Las Vegas a convertirse en una capital temporánea de México estaba cada vez más cerca.

El T-Mobile Arena estaba inundado por una mar de 22 mil personas, o quizás un poco más, quienes en su mayoría portaban artículos alusivos al país tricolor. La música de mariachis estaba a la orden del día y nada mejor que acompañarla con unos buenos tacos, decían en forma jocosa algunos de los espectadores, quienes pagaron cantidades impensadas por la compra de una boleta en reventa que tenían un precio por las nubes: hasta 30 mil dólares, unos 86 millones de pesos colombianos.

Las bolsas que recibían ambos y el mismo cinturón huichol que puso en juego el Consejo Mundial de Boxeo – ese mismo que Canelo rechazó – era lo único material que había en juego y que parecía ser lo que menos importaba a la hora de subir al ring. El honor, la gloria y la elección del verdadero representante boxístico de México estaban en juego en este impresionante pleito que paralizó a todo un país.

Los protagonistas fueron llegando al escenario. Primero lo hizo Canelo y después lo hizo Jr. Las expectativas estaban al máximo. La mayor parte de los presentes se inclina por el ‘Hijo de la Leyenda’, quien también estaba en el recinto, quizás más nervioso que su heredero.

Otro de los invitados especiales era Gennady Golovkin, quien en el ringside no perdió movimiento alguno al Canelo.

Sonó la campana inicial. El estallido del público se hizo realidad. El misterio del peso en el que había sido pactada la pelea (164.5) estaba a punto de resolverse. ¿Canelo iba a perder rapidez o a ganar pegada? ¿Jr. iba a lucir débil o aprovecharía su mayor alcance?

Desde el primer asalto Canelo llevó la ventaja siempre manteniéndose en la ofensiva. Sus espectaculares combinaciones maltrataban a Julio César Chávez Jr., quien no se soltaba.

La superioridad del nacido en Jalisco era notoria, tanto que a la altura del  tercer episodio sangró la nariz de su rival.

Las indicaciones de ‘Nacho’ Beristáin eran claras: “mantenlo alejando con el jab”, pero su pupilo nunca recurrió a este recurso.

Por momentos, Chávez tenía algunos golpes que hacían retroceder a Canelo, pero nada impresionante o que maltratara al contrario.

Álvarez se fue tomando confianza y daba clases de boxeo. Incluso, sobre el sexto episodio, el de Guadalajara se quedó encerrado en una de las esquinas retando a Chávez a que lo atacara, pero la ofensiva del oriundo de Sinaloa no era contundente, como temiendo un posible contragolpe de Canelo.

El desespero de Julio César Chávez Sr. se hacía presente, levantándose en cada round para darle ánimo a su hijo y pidiéndole que tirara su derecha, mientras la madre del peleador, con cara de pocos amigos, solo veía el duelo en solitario. El rosto opuesto era el de los familiares de Canelo, que aunque oraban con el nerviosismo a flor de piel, gritaban y celebraban cada golpe de su gallo.

A la altura del octavo segmento, Canelo metió un volado de derecha en limpio que impactó en pleno en el rostro de Jr. que trajo como consecuencia una leve abertura cercana al ojo izquierdo.

Tanto era el maltrato, el impresionante dominio y la clase de boxeo que la esquina del Canelo le pidió que fuera por el nocaut. Pero el orgullo de Canelo quería más, le dio vida a su oponente para hacerlo lucir mal delante del mundo. Otro de los trucos para herir moralmente a Chávez fue no sentarse en ninguno de los rounds en su banquito, Jr. quiso imitarlo, pero en los asaltos intermedios sus piernas lo obligaron a recostarse en la silla.

El final de la paliza llegó sin ninguna sorpresa por parte de Chávez y la imagen de Julio Cèsar Chàvez Sr. dentro del ring y casi reclamándole a su hijo por la opaca presentación quedará para la historia.

Tan clara estaba la decisión de los jueces que el anunciador del combate no esperó ni siquiera que los peleadores llegaran al centro del ring. el 120-108 en las tres tarjetas fue contundente y humillante, mientras todo el público que había comenzando apoyando a Jr. terminó con un chiflido generalizado.

Como la cereza del pastel apareció el plato fuerte. Gennady Golovkin subió al ring y entre ambos confirmaron su esperado pleito para septiembre en Las Vegas en medio de un apasionante intercambio verbal.

Por: Redacciòn BDC Internacional – Fotos: Marco Pèrez / Mpsportimages.com

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